Pero la realidad es que éstas personas no entienden la esencia de la tauromaquia.
Y es que las corridas de toros son como una alegoría de la vida misma; el torero se encuentra en un estado de alerta ante las embestidas del novillo a pesar del temor de morir en cualquiera de esas embestidas... Simplemente no hay tiempo para pensar en otra cosa que no sea mas que la seguridad propia y la supervivencia al mismo tiempo que la persona muestra gracia y temperamento de cara a la muerte.
El presenciar dicho acto de valentía y masculinidad pura es un espectáculo digno de aplaudirse, y consecuentemente la gente paga por ver ese despliegue de carácter que en sus propias vidas no tienen.
Si tú eres una de esas personas que dicen estar en contra de las corridas de toros (Aunque desconozcas el por qué de hecho estás en contra), ¿Ese es el abordaje que haces de la vida en general?... En lugar de estar alerta, tomar la vida por los cuernos y prepararte para las inevitables embestidas de la vida, ¿Prefieres quedarte sentado a quejarte que la vida es cruel contigo?...
Me gustaría verte en una situación similar, tan sólo para comprobar si tu carácter es proporcionalmente igual a tu protesta en contra de éste deporte.
Créeme, amigo(a), cuando llegue el momento de enfrentarte a los cuernos de la vida misma, no te serán suficientes el capote, las banderillas y el estoque...
En un mundo en donde ser popular es más importante que forjar el carácter, el torero nos enseña el verdadero valor del esfuerzo, la fortaleza y la templanza. Esperemos que eso no se pierda con las nuevas generaciones que ven en éste arte, de manera errónea, un acto de crueldad.
Ricardo Koly Siller