El Principio del Bambú nos regala una perspectiva que vale la pena ser considerada en todo aquel proyecto de vida que queramos llevar a cabo, pues nos demuestra que todo aquel proceso que comienza con pequeñas acciones y que en un principio no da señales de progreso, termina por acumularse en algo mucho más grande, si sabemos otorgarle el cuidado y la dirección necesaria.
Lamentablemente, en el mundo cotidiano, solemos convencernos de que resultados masivos requieren de acción masiva.
En el caso de las empresas, así es como estamos adoctrinados de origen desde las escuelas de negocios y ciencias, además del consejo de "expertos" consultores que aseguran tener la respuesta a todo desafío organizacional: Nos convencieron de que a toda acción le sigue una reacción, y que lo que no está dando resultados, es menester deshecharlo, por defectivo y por que que "cuesta dinero".
Mi pregunta es, querido lector; bajo ésta lógica, ¿La semilla del bambú es defectiva por no rendir frutos durante 5 años de riego y cuidado constante?
A continuación quiero contarte una pequeña anécdota que espero ejemplifique, querido lector.
Hace poco entablaba una conversación con el dueño de una empresa de logística a quien yo estaba asesorando; me preguntaba si debería conservar o despedir a una chica que era agente de ventas.
La conversación se llevó más o menos así:
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