Cuando siembras una semilla de ésta planta, muy probablemente no verás sus frutos de manera inmediata de la manera en que los verías con otro tipo de semilla.
Es más, muy seguramente no verás ningún tipo de crecimiento de la planta durante los primeros 5 años de su vida.
Es demasiado tiempo, ¿Verdad?
Si eres del tipo de persona impaciente, puede que hasta pienses que no vale la pena seguir regando y cuidando de la planta, pues, ¿Cómo es posible gastar tanto esfuerzo y dedicación en el cuidado de la semilla sin señales de progreso?. Muy probablemente abandonarás la semilla.
Por el contrario, si eres del tipo de persona que confía en el proceso y continúas con el hábito del riego y el cuidado, llegará el día en el que aprecies un acelerado desarrollo de la planta en enormes ramas que revelarán un crecimiento exponencial, llegando a los más de 30 metros... ¡En sólo 6 semanas!.
¿Es a caso un milagro?. ¿Cómo sucedió ésto?. ¿Qué sucedió en esos 5 años en donde no parecía haber progreso?.
Sucede que durante esos años de aparente inactividad, el bambú está desarrollando una estructura subterránea y extensas raíces, expandiéndolas hacia abajo, lo cual le permitirá fortalecer su elevado crecimiento.
Pero el bambú no podría haber crecido de ésta manera sin el riego y cuidado paciente, pues de lo contrario, hubiese muerto antes de explotar.
Si lo piensas bien, éste mismo principio del crecimiento lento y retardado y eventual explosión del bambú lo puedes encontrar en otras facetas de la vida, y hasta en tu propio desarrollo personal.
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Probablemente sabes que tú no puedes aprender a tocar el piano con maestría en un curso de verano, pues la ejecución a nivel élite de éste instrumento es el resultado de años de práctica y error.
De hecho, Malcolm Gladwell, en su obra Outliers, argumenta que la maestría en cualquier campo requiere de más de 10,000 horas de práctica deliverada (lo cual, en un cálculo rápido, pueden ser expandidas en un tiempo promedio de 10 años).
Para sostener su argumento, nos ofrece de ejemplo al grupo The Beatles, y de cómo el cuarteto de Liverpool pasó 10 años en bares de Hamburgo, Alemania, tocando dos repertorios de Lunes a Domingo para escasos públicos compuestos por ebrios y prostitutas.
Cualquiera hubiera abandonado ante el prospecto de tocar de ésta manera y en esos lugares durante 10 años y encima con muy poca remuneración. No así los Beatles, quienes en ese tiempo, lograron pulir su acto en vivo y su sonido característico que posteriormente los llevaría a dejar un legado musical importante.
La cultura popular nos ha hecho creer que los puntos de explosión en toda narrativa, historia o proceso, son el origen. Pero basta con comparar con otros campos para observar un patrón muy evidente.
En el campo de la medicina; el cáncer pasa el 80% de su vida siendo indetectable, tan sólo para invadir el cuerpo de manera acelerada en cuestión de meses.
En el campo de la política y sociedad; la tensión nacional que ocurre ahora mismo en países como Hong Kong y Venezuela no son consecuencia de un sólo suceso reciente, sino el resultado de un proceso que se viene dando de muchos años atrás, de la misma manera que la Primera Guerra Mundial no estalló por el asesinato del Archiduque Francisco Fernando, sino por años de enormes tensiones entre las potencias europeas que finalmente desembocaron en tal conflicto.
¿Qué a caso somos ciegos ante ciertos procesos?. ¿Qué es eso que no estamos observando?
El Principio del Bambú nos enseña que son las pequeñas acciones o pequeños sucesos de manera sostenida, que además pasan inadvertidos, los que en realidad cuentan en el resultado final, y que se multiplican de manera similar al concepto del interés compuesto, ya que generalmente requieren tiempo, paciencia y consistencia.
Y en el caso de nosotros como personas, las pequeñas acciones, a las cuales llamamos hábitos, son el interés compuesto la auto-superación.
Dicho de otro modo, de la misma manera en que el dinero se multiplica a través del interés compuesto, los efectos de las pequeñas acciones, sucesos y tus hábitos, se multiplican conforme se van repitiendo.
¿Por qué Somos Ciegos?
Lamentablemente es difícil apreciar el potencial de lo pequeño, debido a que las pequeñas acciones, sucesos y hábitos parecen no hacer la diferencia en el momento presente.
Si bien es cierto que el impacto que lo pequeño tiene a través de los meses y días puede ser enorme, generalmente para las personas ésto presupone una mínima diferencia cuando los llevan a cabo.
Si ahorras un peso hoy, aún no eres millonario.
Si vas al gimnasio 5 días seguidos, aún sigues sin estar en forma deseada.
Si estudias una hora de francés ésta noche, aún no puedes entablar una conversación en francés.
Si riegas y nutres la semilla de bambú éste año, muy seguramente no verás ni una sola rama crecer.
Puedes llevar a cabo los cambios que quieras, pero lamentablemente, si no eres consciente de que los resultados son la consecuencia de un proceso y un sistema que te asegure consistencia y acción sostenida, te desesperarás y abandonarás tus esfuerzos si los frutos no están llegando en el momento y forma que deseas.
Es solamente cuando volteas a ver hacia atrás en dos, cinco o quizás hasta diez años, cuando el valor de lo pequeño se vuelve evidente.
La Otra Cara de la Moneda
Desafortunadamente, tal y como en los ejemplos del cáncer y las tensiones políticas, éste principio también funciona a la inversa en cuanto a impacto negativo se refiere.
Si comes comida chatarra el día de hoy, obviamente la báscula no se moverá. Pero ahora hazlo durante 10 años para que aprecies qué tanto se movió. Podrás culpar a tu matrimonio, a tu rodilla, a tu trabajo o a cualquier otra circunstancia sobre tu mala salud, pero difícilmente voltearás hacia atrás a observarte yendo a Starbucks a comprar un frappé y una dona tres veces a la semana durante 10 años.
Un cigarro y una cerveza no dañarán tu cuerpo el día de hoy. Pero hazlo durante 25 años y evalúa los cambios por tí mismo.
De igual manera, si trabajas hoy hasta tarde e ignoras a tu familia, quizás te perdonen, pero en 10 años tus hijos te verán como a un extraño, y si tu esposa te es infiel, para el momento en el que te des cuenta, te aseguro que ella ya lo habrá sido incontables ocasiones durante ese lapso.
Tus Deseos vs Tu Proceso
Si de aplicar éste mismo principio a tu vida personal se trata, querido lector, debes ser consciente de que aquí lo importante no es qué tan exitoso o fracasado seas justo en éste momento. Lo importante son las pequeñas acciones que estás colocando en tu camino y hacia a dónde te están llevando.
Si bien, es verdad que nadie puede adivinar el futuro (y cualquiera que lo intente hacer es un charlatán), yo estoy convencido de que la manera más acertada de predecir dónde terminarás en la vida, es siguiendo la curva de pequeñas acciones que estás haciendo, y multiplicarlas por 10 o 20 años, pues las buenas acciones vuelven a tu tiempo tu aliado, mientras que las malas vuelven a tu tiempo tu enemigo.
Por esa razón, si el día de hoy no estás obteniendo los resultados que deseas, deberías estar más preocupado por tu trayectoria actual que por dichos resultados, pues visto desde ésta perspectiva, los resultados que obtienes en tus diferentes facetas de tu vida (profesión, negocios, deporte, vida romántica, etc.) son una medida de tus acciones y hábitos y de la consistencia con la que los lleves a cabo.
Dicho de otro modo, obtienes lo que repites.
Más Ejemplos
¿Quieres conocer más ejemplos, querido lector? Aquí te van algunos:
El conocimiento se multiplica como el interés. Leer un libro hoy o asistir a un curso no te va a volver una persona sabia y con conocimientos vastos. Pero con el paso del tiempo, y por cada libro que vayas leyendo o concepto que vayas aprendiendo, muy seguramente desembocará en un proceso transformativo de tu pensamiento.
De hecho, Charlie Munger, socio de Warren Buffet en Berkshire Hattaway, le llama el "Entramado de Modelos Mentales", pues según su proposición, el conocimiento se va construyendo de la misma manera que el interés compuesto.
En el tema de la productividad, funciona igual. Hacer una tarea extra en tu trabajo, llegar una hora antes a tu oficina, o llamar a un cliente extra el día de hoy, no hará gran diferencia en el todo. Pero en el largo plazo, el compuesto de dichas acciones creará una bola de nieve capaz de arrojar resultados enormes para la empresa o proyecto en el que estés involucrado.
Y de la misma manera en las relaciones, ayudar a alguien el día de hoy no hará la gran diferencia, y puede que hasta ni te lo agradezcan o te devuelvan el favor. Pero el practicar el hábito del servicio, la confianza y la empatía, en el largo plazo crearán una conectividad y una red que te serán útiles en el futuro.
De hecho, Stephen R Covey sostiene que el hábito de las relaciones es el más importante de los 7 hábitos de la gente altamente productiva. Lamentablemente es el más ignorado y negado en las nuevas generaciones, acostumbradas a la interacción digital desprovista del toque real y humano.
¿Quieres conocer ejemplos lo que pasa por el lado contrario?
El estrés; estresarte en el tráfico, las deudas, el trabajo, etc. por sí mismo, éstos sucesos no te van a mandar a la cama el día de hoy. Pero con el paso de los años, pueden llevarte a padecer enfermedades.
El pensamiento negativo; puede que el día de hoy pienses que eres tonto, inútil, nada atractivo, etc. y no pasará absolutamente nada el día de hoy si te vas a la cama pensando en eso. Pero al cabo de algunos años, terminarás condicionándote a tí mismo a interpretar la vida en esos términos negativos con los que lo has hecho. Terminarás saboteandote a tí mismo y te preguntarás por qué.
¿No crees que vale la pena comenzar a formarse el hábito del pensamiento positivo y armonioso y cómo éste tiene el potencial de mejorar e incluso tu salud física y mental? (Click aquí para conocer más)
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