Ya me habían contado que éste camarada andaba mal en varios aspectos (¿Cómo no iba a andar mal éste vato? Si ha pasado por bastantitas tribulaciones).
También me comentaba la raza que estaba a punto de "reventar" de una u otra manera. (De hecho, y a manera de broma, un individuo del grupo de amigos comentó que ya mero recibíamos todos un cassette de ésta persona narrando sus 13 razones 😂😂😂).
Por lo que la mayoría de nuestros amigos en común me pedían que fuese yo quien hablara con éste vato y lo corrigiera... quesque por que según ellos yo soy "bien culero, bien ogete" y digo "las cosas de frente" etc. (Eso es lo que ellos dicen y yo sólo reproduzco sus palabras tal y como son, así de altisonantes) y que era yo el único que podía "ponerle un alto a éste wey que ya nos tiene hasta la madre."
Sí, la verdad me apena confesar que tenía todo un speech preparado para cuando me reuniera con ésta persona y enderazarle. También tenía pensado en hacer pleno uso de una que otra bofetada, por si a caso...
Pero algo extraordinario sucedió cuando lo tuve de frente; simplemente un switch dentro de mí se apagó...
... Y en lugar de escupir toda mi verborrea juiciosa, simplemente dejé que éste camarada hablara... y hablara y hablara y hablara toda la noche...
Y vaya que mi carnal tenía mucho qué hablar y qué soltar... ¡Vaya! Hasta hablaba por los codos, las rodillas y el esternón...
De hecho, casi ni hablé en toda la noche, pero sí pude presenciar cómo milagrosamente éste vato se transformaba en el amigo que siempre hemos conocido... En ese viejo camarada que alguna vez conocimos.
A mi amigo hasta le brillaban los ojos y hasta la voz le sonaba con más confianza cuando nos despedimos efusivamente ya en la madrugada.
Ahí entendí que a veces, la raza no ocupa quién le aconseje, regañe, endereze, corrija, le diga algo, etc.
A veces lo que ocupa la gente es quién le escuche y nada más.
No, mi historia no es una de esas narrativas motivacionales con moraleja banal e insulsa; simplemente comparto lo que pasó anoche, ya que, conociéndome cómo soy yo, hasta a mí se me hizo raro que ese switch se me apagara y optara por contemplar, mejor. Quizás era yo quien tenía ganas de no decir nada y simplemente escuchar.