Se trata de la Taquería Monterrey, propiedad de Don Jorge, señor muy conocido y apreciado por la comunidad local.
Es en esa taquería a donde cada domingo las familias linarenses van a degustar ricos tacos dorados de carnita molida con lechuga y papas fritas, acompañado de sus respectivos chilitos y zanahorias en vinagre. Sin mencionar las hamburguesas y tostadas que también valen la pena probar.
Y uno de los pocos lugares en México en donde todavía sirven los tacos con Coca-Cola de envase pequeño, el cual conserva mucho mejor el sabor del líquido y hace excelente maridaje con el dorado del taco (Ay! Wey! ya parezco El Blog del Gordo.)
Lo que hace único a éste restaurante es que lo adorna parafernalia histórica de los Rayados de Monterrey, en muchos casos, exclusiva.
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... e infinidad de cosas que harían sentir a cualquier rayado de hueso colorado como niño en Museo del Papalote.
Yo siempre he dicho que a la Taquería Monterrey deberían incluírla en el "Top Ten Things To Do" turístico de Linares.
No sería mala idea que con el bullicio reciente de lo de Pueblo Mágico, le hagan un espacio de justicia y consideración a Don Jorge y a ésta emblemática taquería que ha visto a generaciones de fans albiazules pasar y comer por aquí.
En fin...
Llegamos una noche mi madre, mi papá y yo a la Taquería Monterrey.
Al entrar, nos dimos cuenta que el lugar estaba lleno. Cosa que a mi papá no le importó, pues como buen cabrón que era, se dirigió a una mesa en donde platicaban muy románticamente una pareja de chicos jóvenes, y sin preámbulos, les preguntó:
- "Chavos, ¿Ya terminaron?"
- "Huuummm... no, en un momento, señor"
- "Ah, bueno... puedo esperar, entonces"
Y sin decir nada, papá procedió a sentarse en la mesa de éstos novios.
Desde luego, mi padre no iba a detenerse ahí, y comenzó a hacerles preguntas embarazosas a éste par de tórtolos: "¿Para cuando la boda?", "¿Y los hijos?", "¿De perdido trabajas para darle algo a tu novia?", "¿Y tus papás qué dicen, niña?"
Obviamente a mi papá le valía madre lo que respondieran esos dos, a los cuales se les veía una clara incomodidad e intimidación en el semblante. Él lo que pretendía sentado ahí a un lado imponiendo presión era provocar que éstos chavos terminaran rápido de lo incómodo que estaban para luego pagar y marcharse de la mesa.
Después de todo, no todos los días invitas a tu novia a cenar a una de las más distinguidas taquerías del pueblo y llega un viejo cabrón a amargártela para que te quites a la chingada con todo y tu vieja. Creo que cualquiera no se dejaría de un extraño así, pero tratándose específicamente de Don Pedro, la situación fué diferente.
Y fué así como mi papá nos consiguió una mesa para mi madre y yo, a pesar de que ya había otras familias esperando desde hacía horas antes que nosotros.
Ahora que lo pienso, no creo que a Don Jorge le haya importado mucho la exhibición de bastardería de mi papá, y menos considerando que mi padre acostumbraba a pedir, al menos 2 veces por semana, cantidades grandes de órdenes de tacos, tostadas y hamburguesas (hasta 10 órdenes), tan sólo para alimentar a familias que lo necesitaban...
... a los hijos de algún empleado, el señor que le boleaba los zapatos, niños de la calle que pedían en los cruceros, la señora del periódico, la vecina pobre que vivía en un jacalito con sus tres hijos pequeños, el plomero, el carpintero, el alfarero, el arriero, etc... cualquiera que necesitara comer y no tuviera, ahí estaba Don Pedro.
Así era mi padre, un bastardo con un enorme corazón.
Dicen por ahí que yo tengo algo de eso... quién sabe...
♩ Yo soy tu sangre ♪ mi viejo ♫