Y se trata de una capacidad o soft skill que tú también puedes desarrollar y reforzar para destacar entre la multitud.
Pero antes de adentrarnos en definiciones, primero quiero platicarte una historia que sucedió en Sudáfrica, después de 50 años de Apartheid, una política despiadada de discriminación hacia los negros, cuando Mandela era candidato a la presidencia compitiendo contra FW de Klerk, quien era blanco.
En el primer debate, la victoria de De Klerk fue apabullante. Mandela perdió de manera visible y pública. Piensa un momento en cómo te sentirías en una situación así.
¿Qué harías?
Lo que hizo Mandela a continuación fue un ejemplo de lo que llamamos Presencia Ejecutiva; Mandela se dirigió a De Klerk mientras las cámaras seguían y los micrófonos estaban abiertos y le dijo: "Gracias por ser un verdadero hijo de África". Con esas 8 palabras, Mandela cambio el curso del debate.
Entonces, ¿Qué es la presencia ejecutiva?
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La presencia ejecutiva no es un rasgo de la personalidad ni una predisposición genética: no nacemos con ella. No es carisma, ni encanto, mucho menos ser extrovertido. Se trata de una cualidad que puedes desarrollar y que está íntimamente ligada al liderazgo.
Gardner, la empresa líder mundial en investigación en tecnología realizó un estudio sobre jefes y descubrió que la presencia ejecutiva era la segunda de 20 habilidades necesarias para el éxito, pues ésta representa el 26% de los requisitos para ascender a puestos directivos, lo cual es una proporción enorme tomando en cuenta que hay muchas otras cualidades de liderazgo.
Lo anterior es un indicador de que para destacar entre la multitud, idealmente deberías desarrollar tu presencia ejecutiva.
Pero detengámonos por un momento para preguntarnos ¿de dónde proviene la presencia ejecutiva?
Proviene de la capacidad de proyectar convicción, autocontrol y confianza para decir siempre lo apropiado y de manera correcta independientemente del estrés y de lo difícil que sea.
Es por esa razón por la cual te platico a continuación los 4 factores clave base de la presencia ejecutiva sostenible:
1. Pasión por dejar huella positiva en los demás:
Podrá parecer cliché, pero estoy convencido de que la pasión es el fundamento, piedra angular y origen de la fortaleza, la resiliencia y la confianza que te planta firme a pesar del estrés, presión e incertidumbre. Y es por eso por lo que dedicaré espacio considerable a este primer factor.
La pasión es más que un cliché; es una fuente de poder invisible pero insaciable que te permite ligar tus pensamientos, emociones y actos con el fin de sorprender en cualquier momento y lugar.
¿Cuál es la pasión que tienes que causa un efecto positivo en los demás?
Muchas veces, dicha pasión surge de una experiencia significativa o dificultad que hemos vivido y, si bien no es la misma para todos, es la fuente de inspiración personal que va mas allá del interés personal. O en otras palabras, es un propósito que te mueve.
Volviendo al tema de Mandela, y muy a pesar de que él había perdido el debate, De Klerk confesó que en ese momento supo que había perdido las elecciones y por consecuencia, la presidencia de Sudáfrica. Mandela tenía la intención de unir y sanar al país, y ese propósito incluía a todos, incluidos a los blancos y a De Klerk. De hecho, Mandela no veía en De Klerk a un oponente, sino a un compañero que también quería unir al país.
Mucho menos Mandela se detuvo a lamentarse por errores del debate ni se sumió en pensamientos negativos. Él sólo se concentraba en su causa mayor y en cumplir su propósito, ya que su pasión era más importante que cualquier contratiempo personal, y así consiguió transformar la derrota en victoria y en darnos una lección de liderazgo para su país y para nosotros.
2. Perspectiva y patrones de pensamiento:
Dirigir con el ejemplo empieza por pensar dando ejemplo.
Después del debate, Mandela no se detuvo a tener pensamientos negativos, no se preocupó por sus errores ni se dejó distraer por lo que pudieran pensar de él los demás. En ese momento se mantuvo en el presente y vio que aún le quedaban posibilidades positivas. No tomó a De Klerk como un contrincante al que vencer, sino un compañero con el que contar a favor de la causa mayor de su país. Esto es un ejemplo claro de perspectiva.
3. Disposición y patrones emocionales:
Fueran cuales fueran las emociones de Mandela en ese momento (decepción, frustración o vergüenza), él supo hacer un espacio para otras más prácticas y útiles, como el orgullo y la determinación.
No consideró su desempeño en el debate como una excusa para auto compadecerse, sino como una señal para volver a su propósito más amplio y ganar confianza, aún en ese momento de fracaso.
4. Proyección y patrones de acción:
Al final del debate, Mandela fue decisivo al dirigirse a De Klerk: conciso en sus palabras y profundo en su repercusión.
El secreto no fue su respuesta verbal, sino que, con su forma de actuar, Mandela encarnó su pasión por el cambio positivo. Él era el ejemplo de la Sudáfrica unida. Unirse a su oponente y tratarlo con respeto y dignidad, con confianza de que juntos irían por el camino correcto, más grande que el que tendrían por separado, por encima del debate actual y la historia trágica del país.
Como podrás darte cuenta, querido lector, la Presencia Ejecutiva parte de tu mentalidad y tu condición interna. Idealmente deberías estar desarrollando tu juego interno con miras hacia tu propio desarrollo profesional y éxito ejecutivo.
En éste video, Frederik De Klerk recuerda el debate que tuvo con Nelson Mandela.
Ricardo Siller Cárdenas