Escrito por Luz Elva Herrera:
Ayer Martes, 15 de Mayo por la tarde, en la Ciudad de Monterrey, mientras transitaba de mi lugar de trabajo en la Colonia Tecnológico camino a mi casa, llamó mi atención que una parte de la Calle de Químicos se encontraba acordonada.
Varias patrullas de la policía cerraban el paso, y había grupos de gente en las esquinas, observándolo todo con mirada morbosa, platicando entre ellos, sin perder detalle de lo que pasaba.
Yo no tenía idea de qué había ocurrido, supuse que un robo tal vez, pero no me detuve a preguntar, desvié mi ruta y seguí mi camino.
Anoche mi Hija me aclaró las dudas “Un Estudiante del Tec se suicidó”. Ahí, a unos pasos de donde yo estaba, mientras yo trabajaba, una vida prometedora de escasos 29 años se apagó, al parecer por voluntad propia, lanzándose de un tercer piso.
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Dos vidas que terminaron trágicamente, a finales de semestre.
Yo, como Madre, Esposa y amiga de Estudiantes del Instituto Tecnológico de Monterrey, conozco de la lucha, de los desvelos y de todos los sacrificios y los esfuerzos que deben hacer los Estudiantes para lograr sacar un semestre adelante.
Y sin embargo no comprendo cómo, porqué, qué puede pasar por el pensamiento de alguien que lo orille a tomar una determinación de la cual ya no es posible dar marcha atrás?
Tuve un Sobrino que dedicó los últimos tres años de su existencia a pelear por su vida, a aferrarse con uñas y dientes esperanzado en salvarse, con la fe puesta en Dios, en sus Médicos y en un corazón que nadie pudo donarle.
Tengo una amiga que después de un accidente quedó parapléjica, a sus hermosos 17 años quedó confinada a una silla de ruedas. Y aun así jamás se ha rendido, y hoy es ejemplo de vida, de lucha y de tesón, hoy su presencia nos inspira y nos alienta a amar más la vida.
Tengo grandes amores que a pesar de haber sido mutiladas, el cáncer de mama no las logró vencer. Y han peleado y salido victoriosas, desafiando a las quimios, al dolor y a los pronósticos. Aquí están, vivas, más presentes que nunca, como un canto a la vida que nos llena de esperanza.
Tengo amigas luchando para sacar adelante a Hijos especiales, que son ejemplo de amor y de fe. Guerreras incansables, fuentes de amor incalculable, que han hecho de la Fundación Teletón su segunda casa.
Se de quienes viven cargando una bomba que les regule la insulina, víctimas de una diabetes que pone en riesgo sus vidas. Y estudian, y viven, y viajan, y desafían, y salen adelante, y aman las vidas que les tocó vivir, y continúan de pie, de frente a las adversidades, con la fe puesta en Dios y una gran sonrisa.
Me desgarran el alma todos esos Padres llorando al Hijo ausente, a aquél que han perdido víctima de un defecto de nacimiento que nadie detectó, de una enfermedad o de un trágico accidente. Sé que mientras les quede vida, echarán de menos esa parte del corazón que les ha sido arrebatada. Y sé que gustosos darían sus propias vidas por poder recuperar a ese amado ser que ahora les falta.
Tengo tantos y tantos ejemplos de vida, y de lucha, y de ganas, que mi mente no concibe qué situaciones pueden orillar a que vidas prometedoras sean segadas.
Desconozco qué ideas pasaron por la mente de Édgar Antonio de 29 años, y de José Eduardo de 20 años. Pero, lo que haya sido, ya no hay manera de arreglarlo.
No puedo imaginarme el dolor de esos Padres, de esos Hermanos, de esos Tíos, de esos Abuelos.
Porque el suicida nunca muere solo, el suicida mata.
Por eso el día de hoy, 16 de Mayo, no puedo seguir mi camino como lo hice ayer, simplemente así, como si nada pasara. No desviaré mi Ruta, hoy elijo hablar con la esperanza de que mis palabras toquen el corazón de alguien.
Hoy quiero decirte a ti que me lees, que la tristeza no es normal, que el deseo de desaparecer de este mundo y los pensamientos de derrota y desamor tienen un nombre y una cura.
Hay especialistas que han dedicado sus vidas a controlar los síntomas de la peor enfermedad de nuestros tiempos, llamada Depresión.
Existen terapias, medicamentos y recursos que se adecúan a cada caso.
Hay líneas telefónicas dispuestas a ayudarte, las 24 horas, los 365 días del año.
Todo tiene solución, atrévete a dar el paso.
Porque nada: ni padres enojados, ni promesas rotas, ni bullying, ni crisis laborales, profesionales o escolares, ni enfermedades, ni amores no correspondidos, ni deudas, ni preferencias sexuales, ni malas calificaciones, ni problemas, ni adicciones, ni ballenas azules.
Absolutamente nada en el mundo vale más que tu propia vida.
Hoy me uno en oración por todos los Édgar y todos los José. Por todos los que aún siguen analizando la posibilidad de terminar con todo. Por favor, muchachos: No están solos.
Deténganse un instante a pensar, observen su entorno y les aseguro que al menos hallarán una persona que los ama. Siempre habrá alguien que los necesita. Alguien que cada noche, antes de dormir, incluye su nombre en sus plegarias. Por esa persona al menos, aférrense a seguir aquí.
La vida no es fácil, yo lo sé. Dista mucho de ser perfecta. Pero mientras haya vida habrá esperanza.
Por favor, no la pierdan.
Con amor y solidaridad: Luz Elva Herrera de Gómez, una habitante más de Monterrey Nuevo León que no quiso guardarse sus palabras.