En una de mis frecuentes visitas a la Ciudad de México, "Manuel" (Nombre no real), uno de mis clientes de Latin Music Wire, tuvo la amabilidad de invitarme a comer a un restaurant argentino en la Condesa.
(Qué sorpresa! no? Un restaurant argentino en la Condesa.)
Entre la pasta al dente, el bife de chorizo y el vino Mendoza, Manuel me platicaba de la vez en la que él regresaba a la ciudad después de estar un largo tiempo en el extranjero.
Le habían ofrecido un puesto como catedrático en la UNAM y recién llegado, uno de sus mejores amigos (Al que llamaremos "Polo". Tampoco es su nombre real) le llamó para invitarlo a un lugar que estaba creando interés en la ciudad; el Rockotitlán Bar.
En aquel tiempo (1987), Rockotitlán era, en palabras de Manuel, "Una especie de hoyo funky institucionalizado" que servía como plataforma de despegue para todas las bandas mexicanas que formaron parte de lo que alguna vez se llamó el movimiento "Rock en Tu Idioma."
Pero también era el espacio de congregación de las tribus urbanas que en el DF de aquella época simplemente no tenían un lugar en dónde juntarse que no fuese ilegal; un refugio fuera de una sociedad tan cerrada que todo aquél que tuviera pelo largo y usara pantalones y chamarra de cuero no lo bajaban de "Maricón" o "Drogadicto." (Lo segundo casi siempre era verdad.)
Manuel cuenta: "En cuanto entramos a ese lugar que estaba abarrotado de gente, mi amigo Polo y yo fuimos directo a la barra a saludar al cantinero, quien era amigo de Polo."
"Esa noche, era normal ver en ese lugar a tanta banda bizarra; punks, pachucos, chavos banda y rockers. Pero de entre todos, esa noche había un joven que particularmente llamaba mi atención. Era el que más resaltaba de todos."
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"En eso, mi compañero Polo, que era un cabrón burlón, no dudó en hablarle y decirle en tono satírico (Y chilango, supongo yo): Oye, hermano! Pero qué cabellera! Qué pelos traes, valedor! Préstame tu peine y péiname el alma!"
"La gente alrededor no evitó reírse con el comentario. Aquel chico simplemente levantó la mirada, se quedó viendo fijamente a mi compañero como si acabara de tener una epifanía... Fué muy extraño... pero en eso tomó una servilleta y una pluma, y al terminar de escribir la frase con la que acababan de mofarse de el, procedió a retirarse del lugar, con papel en mano."
"En eso, el cantinero le dice a mi amigo que no la chingara, que no molestara al chavo, ya que él era uno de los que iban a cantar con una de las bandas de esa noche."
Horas más tarde, y ya en turno de la banda estelar y la larga espera del público ansioso por ver a éste grupo, el chico alto pálido y de flacura extrema abriría su show con el tema "Mátenme por que me muero."
Esa noche tocaban Las Insólitas Imágenes de Aurora.