Entonces Randy comenzó a trabajar para ahorrar dinero y comprarse un microscopio de verdad; se ofreció a tirar la basura de sus vecinos, barrer sus banquetas y limpiar sus jardines. Y así trabajó durante un año.
Un día, sus papás tomaron dinero prestado de la alcancía de Randy para poder comprar despensas, pero olvidaron devolver el dinero. Randy se enojó tanto, que fue al departamento de policía a reportar, llorando e inhundado de rabia, que sus papás le habían robado dinero.
Después de que la policía llamó a casa de sus padres para que recogieran al niño, el papá de Randy lo llevó a una tienda a comprarle su microscopio de una buena vez.
Años después, Randy Schekman estudió biología celular en la Universidad de California, Berkeley, y ganó el Premio Nobel de Medicina en el 2013 por sus descubrimientos en la regulación del tráfico vesicular como sistema de transportación de células en el cuerpo humano.
En ésta foto, tomada hace unas semanas en el Museo Nobel de Estocolmo, Suecia, el microscopio que el papá de Randy le compró aquella tarde, ahora donado al museo.
... Y no, no es el de juguete... es el de verdad