El vendedor molesto que te llama en frío y no te aceptará un NO como respuesta.
El website por el que una empresa pagó miles de pesos y no se puede leer, es confuso y es aburrido.
La persona que añadió tu email a su base de datos y constantemente te está bombardeando con basura todos los días.
A todo ésto, yo le llamo Marketing Interruptor, en donde una persona, una marca o una organización interrumpe lo que estás haciendo para entregarte un mensaje QUE NO SOLICITASTE.
En épocas antiguas, por ejemplo, en 1930, mucho antes del internet, los teléfonos celulares y las redes sociales, la única manera de colocar tu marca en frente de alguien era interrumpiendo a una persona. Y la gente éramos toleránte éste tipo de interrupciones en nuestro día a día.
De hecho, en muchos casos era al contrario, tú tenías qué llamar a una empresa para solicitar un brochure y generalmente ésta era la manera de obtener información de productos y servicios.
Y la gente se dejaba interrumpir y solicitaba brochures con gusto, ya que, debido a que no había una hiperconexión como la que existe hoy en día, la publicidad era uno de los pocos medios (además de la radio y la tv) que las personas tenían para estar enteradas de lo que estaba sucediendo allá afuera.
Simplemente el comprador no era tan sofisticado, por que no tenía cómo investigar ni de dónde obtener información que no proviniera de la misma empresa, y por lo tanto, era receptivo a tu mensaje.
Las marcas eventualmente aprovecharon ésta apertura de los mercados, y se dieron cuenta que entre más dinero gastaran en anuncios en el periódico, la tv y las revistas, más producto vendían. Y así se creó el mercado de masas.
El problema es que éste modelo de negocio (por que en realidad, la publicidad eso es; un MODELO DE NEGOCIO) quedó obsoleto con la entrada del internet.
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Nosotros, los compradores, ahora tenemos poder a través del internet, las plataformas sociales y los teléfonos celulares.
Si bien es cierto que hacemos uso de éstas tecnologías para compartir videos chuscos y memes con nuestra gente, estamos de alguna manera empoderados.
Y va a ser muy difícil que nos quiten ese sentimiento que ya disfrutamos (A menos que haya algún apagón del internet a escala mundial, pero lo bonito es que nadie podrá regresar a éste artículo a leer esas palabras.)
También tenemos a la tecnología y a la legislación a nuestro favor.
Por el Lado de la Tecnología
Los proveedores de internet y de email saben que hoy en día, hay un mar enorme de gente que vive ocupada y les encabrona que se les interrumpa en sus actividades diarias. Por ese motivo, el uso de adblockers está creciendo 30% día a día y los algoritmos para filtrar spam se están volviendo mejor gracias a la inteligencia artificial.
Lo que esos proveedores desean es asegurarse que lo que ellos proveen está limpio, es utilizable y libre de basura.
Si tienes un iPhone, simplemente revisa tu sistema operativo; debes tener una característica que te permita bloquear cualquier llamada que no esté en tu directorio de contactos y que se vaya directo al voicemail
Por el Lado de la Legislación
En Europa, el 25 de Mayo del año pasado entró en aplicación el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR por sus siglas en inglés), la cual no es una normativa nueva, per se, pero ahora sí se está procurando su cumplimiento con más fuerza.
Si bien es verdad que la GDPR no te impide completamente el llamarme en frío o enviarme correos que no te he solicitado, me da el poder como comprador de ponerte un alto.
Probablemente podrás preguntar, querido lector, ¿Qué tiene qué ver conmigo esa normativa europea? Pues que casi siempre, a las iniciativas en una región, le siguen en otra región. Por ejemplo, USA también tiene la CPPA, comenzando desde Enero 2020. Y en México, cada año se fortalece la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares.
Información Infinita
Pero además de la tecnología y la legislación, algo que nos empodera como compradores, es que vivimos en un mundo de información infinita.
¿Por qué la información infinita nos empodera?
Cuando queremos comprar algo, simplemente ya no necesitamos llamar a la compañía y pedirles un brochure como en aquellos años. Es cuestión de buscar la información que necesitamos en línea y encontrar lo que buscamos. Y casi siempre hacemos esa búsqueda evitando que nos vendan.
Hoy, Enero 2020, ya es un cliché decir que odiamos que nos vendan, pero nos encanta comprar, ya que eso se transpola a que nos encanta tener cientos de opciones de dónde elegir nuestra compra, lo cual nos hace sentir reivindicados.
Pero hay algo que va más allá de ese sentimiento de empoderamiento. Queremos también conexión, establecer relaciones con nuestras marcas preferidas; que nos apapachen, que nos mimen, que nos hagan sentir importantes, que nos enseñen cosas nuevas, que nos eduquen y que nos hagan reír o llorar.
Por eso me resulta curioso que cada vez que platico con empresarios, CEOs y dueños de empresas acerca de qué quieren de otra empresa con la que desean hacer negocios B2B, todos me dicen lo mismo; quieren establecer una relación con ellos.
Pero resulta que éstos mismos prospectos tienen una noción equivocada de "relación", pues tal parece que pare ellos, ésto significa bombardear a la gente con emails, llamadas en frío o con notificaciones de una app con el mensaje "¡cómprame!", cuando en realidad, establecer una relación con una empresa es como casarte con ellos.
Una relación es una conversación de dos vías, la cual requiere de tí como marca que escuches y respondas.
Paradójicamente, también requiere que tu marca comercial comience a portarse más como persona, y que tú, como persona, comiences a portarte más como marca comercial.
Por fortuna, a los profesionistas de marketing y ventas se les ha dado un regalo; las plataformas sociales. Las cuales, son la herramienta de marketing de la época, la cual empodera a las marcas a construir relaciones auténticas y genuinas con las personas y permite hacer relaciones a escala.
Ricardo Siller Cárdenas