No soy de mucho futbol (Lo era en mi niñez; click aquí).
Pero francamente me identifiqué con Gignac después de ver el video en donde sale de la cancha después del juego contra Tiburones Rojos del Veracruz; la gente tenía la esperanza de que Tigres se fueran a solidarizar con el Veracruz por un problema interno que le estaba sucitando a la institución, lo cual no sucedió y Gignac salió vapuleando a los contrincantes, lo cual le ganó detractores y el odio público.
Eso sucede en donde quiera que haya un orden social y tú como buen rebelde que eres, decides actuar en contra de las expectativas de ese orden.
Algo parecido me sucedió en un torneo de Muay Thai en el Gimnasio Municipal de Apodaca hace 12 años.
Me tocó combate contra un jovencito que era el favorito a ganar el torneo, pues lo traía todo: La porra, el apoyo de su familia, su club de fans, era el guapo, el popular, el carismático, etc. La gente pasaba a tomarse fotos con él.
El chico traía todo; menos pelea... Y pues evidentemente perdió al primer round de un patadón al chamorro del cual ya no se levantó.
Pues ahí me tienen saliendo del cuadrilátero recibiendo vasazos de Coca Cola y botellazos de agua Ciel, bullas y gritos por parte de la gente frustrada.
Los papás reclamándole al réferi, el khru de su escuelita de Muay Thai peleándole a los jueces, sus amigos amenazándome con atraparme a la salida, las pretendientas animando y consolando al chico, y llamándome a mí de nombres.
Pura gente que simplemente no supo perder ese día.
¿Cómo no se iban a frustrar? Si en sus cabezas se suponía que su gallo favorito tenía qué ganarle a un sujeto desconocido que no llevaba porra y ni guapo estaba (Pero quien sí llevaba MUCHA pelea y horas de entrenamiento).
Yo, que nadie me acompañaba ese día, nada más les sonreía al público detractor mientras salía de ahí caminando con dignidad.
Yo estoy 100% convencido de que el fracaso es el mejor maestro que uno puede tener. Ni la escuela y ni la educación formal superan el impacto transformativo del fracaso.
Definitivamente no soy fan de André Pierre Gignac (e incluso hasta me desagrada, el tipo) pero lo que hizo ese día fue una lección de enorme valor; les hizo ver al Veracruz, mediante ese gol que les anotó y el gritarles que se fueran a 2da División, que no merecían ganar nada más por que tienen el apoyo del público y del resto de los equipos (aunque el mensaje era más para los directivos que para el equipo y los jugadores, quienes no tienen nada qué ver en las deplorables decisiones de sus jefes).
Lamentablemente, esa acción le ganó críticas a Gignac, pero la lección ahí está: Hay gente (y equipos) que merecen y NECESITAN perder en la vida.
Pero francamente me identifiqué con Gignac después de ver el video en donde sale de la cancha después del juego contra Tiburones Rojos del Veracruz; la gente tenía la esperanza de que Tigres se fueran a solidarizar con el Veracruz por un problema interno que le estaba sucitando a la institución, lo cual no sucedió y Gignac salió vapuleando a los contrincantes, lo cual le ganó detractores y el odio público.
Eso sucede en donde quiera que haya un orden social y tú como buen rebelde que eres, decides actuar en contra de las expectativas de ese orden.
Algo parecido me sucedió en un torneo de Muay Thai en el Gimnasio Municipal de Apodaca hace 12 años.
Me tocó combate contra un jovencito que era el favorito a ganar el torneo, pues lo traía todo: La porra, el apoyo de su familia, su club de fans, era el guapo, el popular, el carismático, etc. La gente pasaba a tomarse fotos con él.
El chico traía todo; menos pelea... Y pues evidentemente perdió al primer round de un patadón al chamorro del cual ya no se levantó.
Pues ahí me tienen saliendo del cuadrilátero recibiendo vasazos de Coca Cola y botellazos de agua Ciel, bullas y gritos por parte de la gente frustrada.
Los papás reclamándole al réferi, el khru de su escuelita de Muay Thai peleándole a los jueces, sus amigos amenazándome con atraparme a la salida, las pretendientas animando y consolando al chico, y llamándome a mí de nombres.
Pura gente que simplemente no supo perder ese día.
¿Cómo no se iban a frustrar? Si en sus cabezas se suponía que su gallo favorito tenía qué ganarle a un sujeto desconocido que no llevaba porra y ni guapo estaba (Pero quien sí llevaba MUCHA pelea y horas de entrenamiento).
Yo, que nadie me acompañaba ese día, nada más les sonreía al público detractor mientras salía de ahí caminando con dignidad.
Yo estoy 100% convencido de que el fracaso es el mejor maestro que uno puede tener. Ni la escuela y ni la educación formal superan el impacto transformativo del fracaso.
Definitivamente no soy fan de André Pierre Gignac (e incluso hasta me desagrada, el tipo) pero lo que hizo ese día fue una lección de enorme valor; les hizo ver al Veracruz, mediante ese gol que les anotó y el gritarles que se fueran a 2da División, que no merecían ganar nada más por que tienen el apoyo del público y del resto de los equipos (aunque el mensaje era más para los directivos que para el equipo y los jugadores, quienes no tienen nada qué ver en las deplorables decisiones de sus jefes).
Lamentablemente, esa acción le ganó críticas a Gignac, pero la lección ahí está: Hay gente (y equipos) que merecen y NECESITAN perder en la vida.
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